“Que sabes tu de mi infancia? No puedes imaginar la crueldad que había en mi casa, la maldad que aprendí allí. Se ve que es hereditario y viene de nuestros primeros padres porqué parece que se cumple. Así que no me culpes a mi y yo no culparé a mis padres y ellos no tendrán que culpar a los suyos.”
¡Me has de amar por fuerza¡ Que me importa a mi que mueran los soldados.
La sangre que cae en la tierra se convierte en lodo pero si cae sobre una copa de jacintos, se convierte en el vino de más rico paladar.
“No sé vivir sin trabajar. He trabajado desde siempre y podría decir que el trabajo ha sido lo que más satisfacciones me ha dado en la vida.”
“Y entonces fué cuando lo supe, aunque me hubiera gustado no saberlo. Jamás podría resistirme. No podría.
Por constitución, soy incapaz de resistirme a nada.
Soy una buena actriz pero no soy una buena persona.
¿Tu dame Berlín, sesenta años de éxito y después arrójame al Lago de Fuego!”
“Pero la hombría se ha disuelto en cortesías , la valentía en halago y los hombres se han convertido en lenguas,unas lenguas muy adornadas, eso sí.”
Dónde está la fidelidad, la generosidad ,la buena fe? No me entienden, no sabe que es todo eso, es como si hablara en griego. No valorar nada, traicionar al prójimo , faltar a la palabra, mentir, ese es el deber de estas grandes personas que viven aquí. ¿Quién es esta gente? ¿De donde sale? ¿De que pasta están hechos?.
Si hacer fuera tan fácil como saber lo que se debe hacer, las capillas habrían sido iglesias, y las chozas más pobres palacios principescos; buen predicador es el que cumple sus propios sermones. Más fácil me resulta enseñar a veinte lo que deben hacer que ser uno de esos veinte cumplidores de mis enseñanzas.
“No quiero saber porque hago las cosas.
Si sé como son, no hace falta hacerlas.”
Bob Wilson
Doña Inés: ¿Cómo estáis?
Don Alonso: Como. Por vivir os vengo a ver.
Doña Inés: Bien había menester
la pena desta partida,
para templar el convento
que hoy he tenido de veros,
ejemplo de caballeros
y de las damas tormento,
De todas estoy celosa:
que os alabasen quería,
y después me arrepentiría
de perderos temerosa.
¡Qué de varios pareceres!
¡Qué de títulos y nombres
os dio la envidia en los hombres,
y el amor en las mujeres!
¿Qué razones voy a dar? No hay más que una razón y ésa es… ¡que te quiero! Desde siempre. (Al Viejo). No se asuste usted, señor. Cuando pequeñito yo lo veía jugar desde mi balcón. Un día se cayó y sangraba por la rodilla, ¿te acuerdas? (Al Joven). Todavía tengo aquella sangre viva como una sierpe roja, temblando entre mis pechos.
“Si quieres emborracharte yo conozco el mejor método… Camarero, dos whiskys y dos cervezas.”
“- Su majestad va enviado y se lo lleva la trampa.
– Y a mi qué?
– Que en la república no empluman a las brujas.”
“Ah, si te casas conmigo te tienes que enamorar solo de mí, eh? Tienes que centrar todas las energías en mí. Si uno se casa hay que casarse del todo.”
LUCÍA: ¿Sí? ¿Qué nombre usa el galán?
DON JUAN: Don Juan.
LUCÍA: ¿Sin apellido notorio?
DON JUAN: Tenorio.
LUCÍA: ¡Ánimas del purgatorio! ¿Vos don Juan?
DON JUAN: Qué te amedrenta,
si a tus ojos se presenta
muy rico don Juan Tenorio?
LUCÍA: Rechina la cerradura.
DON JUAN: Se asegura.
LUCÍA: ¿Y a mí quién? ¡Por Belcebú!
DON JUAN: Tú.
LUCÍA: ¿Y qué me abrirá el camino?
DON JUAN: Buen tino.
LUCÍA: ¡Bah! Id en brazos del destino…
DON JUAN: Dobla el oro.
LUCÍA: Me acomodo.
DON JUAN: Pues mira cómo de todo
se asegura tu buen tino.
LUCÍA: ¡Dadme algún tiempo, pardiez!
“De estos casos como el que se cuenta aquí, he visto yo muchos… vamos, en fin… pero muchos…”